Ir al contenido principal

245. LA IMPORTANCIA DE LOS ASUNTOS SIN IMPORTANCIA

 Entre comillas, entre paréntesis o entre tú y yo, los asuntos importantes son importantes; los asuntos no importantes, quizás son aún más importantes. Vaya lío que os estoy haciendo, pero tranquilos exigentes lectores, esto es pura filosofía de la calle, del bar de la esquina o de la cola de la pescadería, como prefiráis.

Entre chaparrones y ciclones meteorológicos, la niña se hizo mujer y, como correspondía a su tan alto rango, jura y firma en un papel que será reina. Así, sin más. Su orgulloso padre está feliz por tener colocada a su hija desde los dieciocho años. Como él es rey, pues ella es reina. Y el que no se lo crea, que se estudie la Constitución, que para eso se aprobó ese artículo, junto  a otro mogollón de ellos, en el siglo pasado. El abuelo, también rey, no fue invitado al acto por sus escándalos financieros, y la ingrata de la prima le hizo el feo y no acudió porque estaba de fiesta, pero le envió desde Perú un mensaje cargado de sentimiento: declaró que estaba muy orgullosa de su estirpe y que la joven promesa siguiera con ese boato, que, en definitiva, a ella también le daba y le daría de comer. La reina madre de la homenajeada se enfadó mucho porque el color de su traje coincidía con el de la presidenta del Congreso y eso deslucía la gala -cómo se atreve la plebeya balear a igualarse, aunque sea en color, conmigo, que yo antes era republicana, pero ya no. Que conste-. La hermana menor de la susodicha, infanta porque así lo quiere ese dichoso papel, miraba embelesada y quizás algo envidiosa. Igual estaba pensando: “Mira que ser toda la vida la segundona… Menos mal que estreno traje, estudio con la élite y, a la postre, comeré del mismo saco”. La tía mayor, también de sangre azul, acudió en coche blindado y oficial, con semblante algo cansado, porque le había costado horrores sacar a su hijo del after hour de turno. Y no sigo porque son quince las políglotas bocas reales y no tengo espacio en el folio.

Entre unas cosas y otras, los súbditos, mientras tanto, emocionados y casi llorando a moco tendido, andaban preguntando de qué firma eran los trajes que lucían las mujeres, quiénes eran las más elegantes, las que llevaban las pedrerías más valiosas, cuántos kilos de maquillaje lucían las invitadas, los centímetros de tacón de los Manolo Blahnik, el número de invitados del besamanos, la medallas que destellaban en los uniformes de gala y los platos que se zamparon en la comida posterior. Terminados los discursos y los brindis, la regia familia salió del palacio, tuvo a bien saltarse el protocolo y, con sonrisa fingida, saludó a la gente que llevaba horas apelotonaba en la puerta.

Entre el desencanto y el aturdimiento, me desperté de la siesta, pensando que había sido una anacrónica alucinación, una horrible pesadilla; pero no, a lo lejos y, a modo de banda sonora del telediario, escuchaba al enfebrecido pueblo que canturreaba: “Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz”. Creo que mi mente, mi ánimo y mi horizonte zigzaguean, y ya estoy tecleando el número del youtuber  El Rubius para que me haga un sitio en Andorra. 

04/11/2023


 

Comentarios

  1. Qué bien retratas lo que pasa...

    ResponderEliminar
  2. Introduces,como sin querer, de forma magistral. El texto es actual, irónico y jovial,en directo y en diferido. ¿Pesadilla o no? Lo cuentas pleno en detalles y matices.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Tacones más sensatos que lejanos

                    Yo quería ser chica Almodóvar, como Penélope Cruz en Volver , ocultando el cadáver del marido en un arcón congelador. Pero, para mi infortunio, ese universo ochentero y glamuroso se escapó mientras trabajaba como maestra en una escuela de un pueblo perdido en la sierra de las Villuercas. Hoy, uso tacones más sensatos que lejanos. Ya soy mayor, abuela, y tengo pocas ganas de ese mundo de lucimiento y trasnocheo. El manchego, en cambio, sigue imparable: ha triunfado en Venecia y posa, flanqueado por dos bellezas de piel lechosa, altísimas y que sólo se entienden en inglés: sus nuevas chicas. Cuando pensé que había perdido el tren de la fama, de los cócteles y vestidos llamativos, caí en la cuenta de que vivo en Extremadura, y que ese tren de mi vida salió de la estación con horas de retraso y terminó averiado en mitad de una dehesa y de la noche. ¿Un desastre ferrovia...

Entre fregonas y vinilos

  “Busco a alguien que sea lo más bonito sobre la superficie de la tierra; tan tierno como un bebé haciendo muecas; tan refrescante como una ducha fría cuando el cielo está achicharrado. Busco a alguien que sea la alegría de cada día, la paz, la fortuna… el no va más”. En cuanto me encontré con aquel perfil, lo tuve claro y le di al superlike inmediato , con borde azul brillante y una estrellita. Esa persona prometía ser especial. Y no me equivoqué. Descubrí que a ella también le había gustado mi presentación  y  el match surgió como por arte de magia . Pudimos empezar a chatear y me sentí el hombre más feliz del mundo. — Alicia, te llamas así, ¿verdad? —Bueno, más o menos. Me pusieron de nombre Concepción, pero Alicia suena más moderno y me lo he quedado. —Sin problema, Alicia. —¿Y lo de Virgilito88? Tienes pinta de ser un tipo cuarentón, simpático y desenfadado. El diminutivo te da un aire cercano, casi juguetón. —Nada que ver. Virgilito88 es porque soy u...

Camarero, ¿me pone una caña?

  La soledad me fascina. Puedo decir, sin orgullo, que a mis cincuenta años nunca he tocado un cuerpo que no fuera el mío. No he tenido vínculos reales, ni novios ni amigos ni nada que se le parezca porque me gusta vivir sin riesgos, sin disgustos, sin altibajos. Me he hecho adicta a no dar explicaciones, a mi espacio, a dormir en diagonal, a… Y es que, para mí, m antener una relación interpersonal fluida y sana, en vivo y en directo, se ha convertido en una utopía. Bueno, a ver si me explico para que se me entienda. Algo ha habido por ahí, pero nada que ver con los convencionalismos ni con lo establecido. En mi juventud me enamoré de Mike Jagger, el vocalista de los Rolling Stone. Tenía un poster, tamaño natural, en la puerta de mi armario. Hablaba con él, por cierto, en español, porque el inglés se me da fatal, le contaba de mi vida y de mis suspensos. Él hacía como que escuchaba, miraba y no sé si sonreía. Un novio perfecto. Soy consciente de que me doblaba la edad, pero...

La magia de la Navidad

Hola, soy @Barbigeriátrica, escritora en decadencia que, por los avatares del destino, ha terminado como tiktoker, youtuber y nutricionista ocasional. ¿Te sientes curvy pero los demás te etiquetan como gordi ? ¿Estás dispuesta a desafiar los estándares de belleza que tanto nos atormentan, especialmente a las mujeres?¿Te has cansado de la gordofobia y quieres luchar contra el estigma de la delgadez engordando tres kilos sin motivo aparente? Estás en el lugar indicado. Juntas encontraremos la manera de alcanzar tu objetivo sin pasar hambre, sin privarte de nada y disfrutando cada bocado. Si hay un momento perfecto para comenzar esta dieta, ese es durante la llegada del niño Jesús, o lo que es lo mismo, las fiestas navideñas. Desde mediados de diciembre, las reuniones se multiplican: agendas llenas, brindis y deliciosos manjares. Todos en torno a una mesa. Todos a comer y todos a beber. Todos brindando la vida. Saborea estas celebraciones, ya que son la ocasión perfecta para engord...

De cómo la policía arruinó mi carrera literaria

Yo antes era una asesina psicópata sexual. Mi vida se columpiaba en un tiovivo de sensaciones extremas. Después de cargarme al monitor de pilates, al repartidor de Amazon y al vecino ruidoso del segundo B, y con la policía pisándome los talones, decidí cambiar mi destino. Opté por pasar desapercibida y mezclarme con gente normal, gente de bien. Me apunté al directo mensual de Rosa Montero. Quería alejarme de mi pasado, así que no tuve más remedio que aprender sobre el narrador omnisciente, el monólogo interior y hasta el realismo sucio. La adaptación al grupo resultó perfecta. Era una más. Mi vida pasada se convirtió en una fuente inagotable de inspiración. Este mes tocaba redactar algo cuya protagonista fuera la primera persona que me encontrara al salir a la calle y que incluyera dos sustantivos elegidos al azar al abrir un libro. Toda obediente, con “hombre, excursión y playa” me ha resultado fácil y he escrito sobre ese viaje del IMSERSO a Salou, en el que maté a un jubilado de Ast...

Imaginar emociona

  En un estudio empírico y científico realizado, a puro cálculo visual, entre los asistentes a un concierto, llegué al siguiente postulado inapelable: solo un 5% de la población es privilegiada en altura, rasgos o peso. Pues bien, puedo asegurar, sin margen de error, que él no pertenecía a esa exclusiva minoría. No.  Él era feo, pero no un feo común, sino un feo con historia, con kilómetros recorridos. Avejentado para su edad y visiblemente estropeado por los excesos y la mala vida. Debo admitir, con cierto bochorno, que no era solo feo, sino también desagradable. Olía a tabaco, a cerveza y a varios días sin ducha. Una pena, de verdad. Entonces, ¿qué me motivó a propiciar ese encuentro fortuito? En el fondo, creo que para conocer la verdadera razón habría que hacer otro estudio, aunque esta vez no tan científico, sino uno que indagara en la gran incógnita de la humanidad: ¿por qué hacemos cosas que claramente nos perjudican? En mi caso, quizás fue la pereza, la comod...

¿VEINTE? (2º premio VIII Edición del Certamen Literario “La Arboleda Perdida” Puerto de Santa María)

  ¿VEINTE?   Una, dos, tres. De pequeña me apodaron “la Santita” porque era tierna, noble y obediente. Cuando a mediodía llegaba del colegio, tanto los vecinos como mi madre me tenían preparada una lista de recados varios: “Niña, baja a por una hogaza de pan para doña Manuela, la del cuarto y, de paso, vas a la frutería, compras un kilo de naranjas de las tontas y le pides a Ramón un poquito de perejil”. Y allá que iba yo, sin rechistar y con agrado, a hacer felices a todos. Las monjitas, y en especial sor Carmen, me trataban de una manera especial, porque especial era yo. Todos cuchicheaban que mi bondad y mi inocencia eran contagiosas y que mi manera peculiar de mirar y de hacer las cosas, me hacía encantadora. Un primor de niña. Una santita, como mi apodo. Cuatro, cinco, seis. Terminado el bachillerato y la universidad, llegó el momento de oficializar mi bondad y tomé una decisión que marcaría mi vida.   Me metí a monja. Me metí a monja seglar, porque yo quería ...

Cuestión de genes

  Los Figueroa de la Cruz, Marqueses de la Balconada y mis padres, para más señas, son una pareja de alto standing , ricos en patrimonio, inteligencia y blasones. De forma natural, han seleccionado su especie durante generaciones. De aspecto escandinavo, pero oriundos de Cáceres —ellos y los Borbones, muy a mi pesar, elevan las estadísticas de la altura media nacional—. Son amantes de la música, el arte y los idiomas. Brillan por su físico y su intelecto. Ahora bien, debo comentar, aunque solo sea de pasada, que también son arrogantes, engreídos y altaneros, amén de ultraconservadores. Un primor de progenitores. Quizás por ser el único hijo —y, por tanto, primogénito de la familia—, quizás por compartir como morada la misma casa palacio, quizás por vivir en primera persona el grado cero de empatía de mis ascendientes, o quizás por todo ello, siento la necesidad de relatar mi vida. Según me cuentan, cuando nací, mis congéneres se quedaron perplejos y estupefactos. ¡Oh, Dios...

Odio a mi hijo

  A sí arrancaba un monólogo magníficamente interpretado por una maestra, metida a cómica por pura afición. Mi primera reacción fue de sorpresa. A medida que transcurría su afanoso soliloquio, la protagonista, ya entrada en años, exponía, en primera persona, los motivos que le llevaban a esta afirmación tan contundente como cruel. Poco a poco lograba convencerte de que para ser madre hay que echarle una cierta dosis de masoquismo. Contaba esta alegre docente que, al principio, cuando decides emprender esta aventura, le dices a tu pareja: “Qué ilusión me haría tener algo nuestro, pero... nuestro, nuestro, que nos una para siempre”. Y, alcanzado el consenso, en un plis plas, te lanzas con la parte más placentera de toda esta historia, —por lo visto interminable—: la parte sexual. A los pocos meses de aquellos agradables encuentros amorosos, ya estaba ahí, en mi vientre. Nuestro primer contacto fue visual, a través de un monitor, mientras el doctor examinaba detenidamente la imagen....