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Mostrando entradas de mayo, 2020

91. La ermita

El próximo favor se lo pido a Santa Rita. Soy autónomo y ya tengo al santoral frito de tanto pedir favores: no caer enfermo, que acudan muchos clientes a mi negocio, tener liquidez para pagar todas las facturas… todo un sinfín de peripecias para llegar a fin de mes. Con esto del confinamiento, ya no se trata de pedir favores, ya son milagros y de los grandes. Es pedir lo imposible, por eso acudí a esta santa patrona. Cuando llegué a la pequeña ermita que alberga la imagen, divisé un cartel que estaba colgado de la puerta adintelada: Cerrado por ERTE, disculpen las molestias. 24/05/2020

89. El sueño de Iván

Se llama Iván y vive en la España vaciada. Cuando, al atardecer,   recorre las calles de su pequeño pueblo, solo escucha sus propias pisadas. Es aficionado a una de las más hermosas de las artes: la música, pero se gana la vida limpiando en un colegio. Su ilusión es vivir en una gran ciudad con edificios altos, bullicio callejero y aglomeraciones de personas que van y vienen sin motivo aparente. Ahorró lo suficiente, cogió sus aperos de trabajo, su vieja bicicleta y se dispuso a realizar el añorado viaje a la colosal urbe. Cuando la divisaba a lo lejos, se sintió defraudado, comprobó que no era lo que imaginaba; que el cielo, de pronto, se llenó de nubes, que se diluían los caminos, que las ajadas fachadas no eran reales, solo estaban pixeladas en su mente, que de su cuerpo se apoderó un sudor frio, que esa huida urbana había sido una pesadilla. Iván no debe preocuparse, él está en la dehesa de su pueblo, dormitando a la sombra de una encina. Lo sé porque yo soy la mosca que

87. Por pereza (Texto publicado en el Nº 42 de la revista Speculum, del Club de Letras de la UCA)

Hace una semana maté a mi marido. Y la verdad es que no sé por qué lo maté. Me lo he preguntado mil veces ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Será porque nuestra relación era silencio? ¿Será porque entre nosotros solo había vacío, mármol, frialdad? ¿Será porque ya no nos profesábamos admiración mutua? Tenía ninguna o mil razones. Lo cierto es que tomé una decisión inapelable y la ejecuté sin dilación, ni remordimiento.      Cuando conocí a Juan, el difunto por así decirlo, va para veinte años, me pareció un poco cultureta   y, en alto grado, snob. Pertenecía a esa clase de personas que por tener un escogido currículum cultural e intelectual, están fuera de este mundo soez, grosero y ordinario. Casi todos sus amigos eran, además de intelectualoides, requisito sine qua non no se podía pertenecer al grupo, presumidos, narcisistas, hablaban sin parar de sí mismos y de personas que yo no conocía ni de refilón.      Yo era la antisnob , pizpireta, fresca, franca y transparente. Creo que todo el se

88. La escalera

Al fondo del pasillo a la derecha se ubica el servicio de hombres, pensé. Nunca había estado en ese pub nocturno, pero desde el momento en que crucé su puerta noté una serie de señales que me revelaban aspectos de alguna vida anterior. Es imposible explicar con palabras, porque es energético: la barra, el ambiente, la música, el olor, todo me resultaba familiar. Estaba viviendo algo que ya viví. Seguro que se trataba   de un aprendizaje que aún no estaba resuelto. Sentí ganas de ir al baño y ni pregunté. Me encontré con una empinada escalera que bajaba y, con la poca iluminación, la caída fue mortal. Estoy en la UCI recuperándome. Por lo visto el servicio estaba al fondo del pasillo pero a la izquierda. 11/05/2020