Os presento este blog al que he llamado VERBIGRACIA . Esta palabreja es un poco engañosa, parece que significa algo gracioso y nada que ver. Según la primera acepción de la RAE, verbigracia significa “por ejemplo”. Es utilizada con fines didácticos, en textos de Economía o Derecho. Siempre me gustó la dualidad de su significado, el aparente y el real, y es por ello que a mi primer libro también le puse por título Verbigracia. Me gusta escribir, soy solo una aficionada a esto de encadenar palabras, pero lo cierto es que tengo que segregar alguna hormona tipo endorfina, dopamina o similar, porque cuando escribo, mi imaginación, mi corazón y mi bienestar se disparan. Cuando escribo soy feliz. Yayo Gómez
Con ese crujido premonitorio de rodilla noté que algo barruntaba a mi alrededor. Ese chasquido seco, no audible, inarmónico y esas burbujas que estallaban dentro de mi articulación podrían pronosticar artrosis, desgaste de menisco o un cambio en la humedad del ambiente. Podría augurar que ya era mayor. Pero no. En mi caso, esa fricción de hueso contra hueso presagiaba la mejor versión de Kramer contra Kramer que hubiera imaginado. En los eternos anuncios publicitarios de la película que estábamos viendo y con un tímido balbuceo, como el zumbido de un enjambre de insectos, casi insonoro, pero aclaratorio y lapidario, me dijo: “Quiero que leas una carta que te he escrito y que me digas tu opinión sincera”. Acostumbrada a corregir exámenes, cogí mis gafas de cerca y me dispuse, sin dilación, a cumplir, su petición. Pasados unos minutos y analizado su escrito, con toda la calma de la que fui capaz, le respondí: “Ya la he leído, Ramón. En el análisis del texto