De cómo la policía arruinó mi carrera literaria (Premio del Cliente. III Concurso de terror La Casapuerta)
Antes era una asesina psicópata sexual. Tras cargarme al monitor de pilates, al repartidor de Amazon y al vecino ruidoso del segundo B, y con la policía pisándome los talones, decidí reformarme, pasar desapercibida y mezclarme con gente de bien. Cádiz, ciudad alegre y provinciana, se convirtió en mi escondite perfecto. Para despistar, me apunté a un taller de escritura. Allí aprendí sobre el narrador omnisciente, el monólogo interior y hasta el realismo sucio. Mi vida pasada se convirtió en una fuente inagotable de inspiración. Transformé mis crímenes en relatos.
Este mes de noviembre tocaba escribir algo sobre dulces. Fue sencillo: narré un viaje del IMSERSO en el que envenené a un jubilado de Astilleros con un hueso de santo recién hecho, relleno de yemas, caricias y orfidales.
Llegó el día del encuentro literario. Estaba enfrascada escuchando los trabajos de mis compañeros cuando irrumpieron cinco policías uniformados. Con cara de circunstancia, anunciaron que venían a detenerme. Les expliqué que no era una asesina, que me estrenaba como escritora polivalente y que solo practicaba género negro. Pero nada, ellos no entendían de metáforas ni de recursos narrativos.
El fiscal mostró mis textos como pruebas. El jurado aplaudió mi descaro. El juez, implacable, dictó cadena perpetua.
Microrrelato ganador Premio del cliente en el III Concurso de microrrelatos de terror de La Casapuerta de Luisa 23/10/2025

No te faltan nunca ni el ingenio ni el humor
ResponderEliminarMuy bueno 👏🏻💃🏻👏🏻💃🏻
Muy ingenioso👏🏻👏🏻
ResponderEliminarEs que cada cosa que escribes el ingenio, la gracia, la frescura... Enhorabuena 😍
ResponderEliminarEstupendo relato, no paras de obtener premios
ResponderEliminarEnhorabuena, bien los mereces