Como tengo un carácter intrépido con un toque legalista y aventurero, tras finalizar el Grado, me engullí en las oposiciones de Agentes de Vigilancia Aduanera que, para entendernos, es como la Gestapo de Hacienda. Mi primer destino fue el punto caliente del Campo de Gibraltar y mi primera misión, la “Operación Corona”. Tras varios meses de investigación, llegó el día D y la hora H. Detectamos una narcolancha fondeada cerca de la costa gaditana, descargando, lo que parecían, fardos a un velero de alta gama. De inmediato se procedió a establecer el operativo. La narcolancha, una vez terminada la descarga, inició una huida apresurada, quedando a nuestra merced la embarcación recreativa cargada de unos paquetes que, a simple vista, no se ajustaban, en tamaño y forma, a lo que se esperaba. Era mi primera misión, quería aprender de los compañeros veteranos, así y todo me pareció que esa embarcación recreativa me resultaba familiar. Pero bueno, Luís, no seas incauto, cómo va a ser ese antiguo yate tan fotografiado en las costas ibicencas y nadie se ha percatado, pensaba en silencio mientras observaba a los demás agentes actuar con absoluta normalidad.
Cuando, ya en la playa de Cortadura, fondeó el velero, obligado, creía yo, por nuestro patrullero, los bañistas presentes se quedaron boquiabiertos ante tremendo espectáculo y hasta pararon en sus quehaceres los que practicaban cruising por las dunas adyacentes. Los agentes aduaneros entramos en el lujoso barco y allí nos encontramos con un señor, de sobra conocido, y sus dos fornidos escoltas, rodeados de maletines cargados de euros, contratos y extractos de cuentas bancarias. Con diligencia me dispuse a decomisar el contenido incautado, cuando me comunican que este señor tiene valija diplomática, inviolabilidad, aforamiento, inmunidad, que… que ayude a descargar los bultos porque se va a fletar un avión para que esta ilustre persona sea trasladada y pueda descansar de tan fatigosa travesía.Dejé de ser intrépido y aventurero, y aquí me veo, en mi nuevo destino de una oficina cualquiera de la Agencia Tributaria, estampando sellos en expedientes sancionadores de anónimos súbditos que se quieren revelar al orden establecido. Ilusos.
01/03/2021
Me imagino la escena. El protagonista consigue hacernos partícipes, con detalles increíbles. La actualidad absoluta pero con muchos más ingresdientes y atractivo. Tienes una forma muy sugerente de contar.
ResponderEliminar¿Qué bueno!!!!
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