Me preguntaba en qué momento se había complicado tanto ser poeta, siempre lo he dejado claro: soy poeta, pero de prosa coloquial. Y ahora vienen mis personajes y se sublevan. Los muy díscolos pretenden que cambie de estilo y que me pase a la prosa poética. El representante sindical, megáfono en mano, me transmite que todos ansían revivir historias, pero más profundas, con más metáforas, menos guasa y mejor contadas. Y ahí tengo a todo el elenco, frente a mi ventana, enarbolando una pancarta reivindicativa. Hasta Guille y Lulú, los ratones de “Una epopeya paralela” se han unido a la rebelión, mordisqueando los zapatos de protagonistas y secundarios. Si esto sigue así, voy a tener que cambiar de oficio.
27/04/2024
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