Soy una muchacha de barrio, pero no choni ni poligonera, ¿eh?, que yo me he sacado el graduado y trabajo de dependienta en una panadería. Hablando de mi curro os quería decir una cosita. Bueno, mejor, os la cuento.
Creo que estoy colada por un pavo que viene todas los días a comprar un bollo de pan rústico, integral, de avena y con semillas de chía, sésamo, amapola, girasol y yo que sé cuántas hierbas más, que me hago un lío.
Flipo cuando veo que deja su bicicleta en la puerta. Claro que él no es como yo, así normal. No. Él lleva coleta, mochila, cuello achinao, o como se diga, y un libro en inglés debajo del brazo, que no sé ni cómo no se le cae. Bueno, a lo que iba. Quiero ligarme a ese tío, y para llamar su atención tengo que parecerme a él, así que me he apuntado a un curso on line que se llama: ”Cómo ser aceptado en el grupo de intelectuales, sin serlo”.
Todos los jueves, de cinco a seis, me conecto y el profe nos va explicando lo que debemos hacer/saber para que se nos considere miembro del selecto grupo. Cuando estemos preparados, nos someteremos a un test, y si lo superamos nos darán un diploma y… objetivo conseguido: ya pasamos por intelectuales.
Estuve seis meses que no me daba la vida, entre el trabajo y el aprenderme, de memoria, materias de lo más variadas: historia, viajes, ocio y diferentes temas de conversación. Así y todo, llegó el momento cumbre. Tenía el examen ante mí. Solo debía responder lo ya aprendido.
Armándome de valor empecé con la primera pregunta: “¿Se ha leído el Quijote entero?” Me bloqueé, fui sincera y respondí que no. Automáticamente, el mensaje que salió en pantalla fue: “Vuelva a la siguiente convocatoria”.
Volví, claro que volví. Yo me quería ligar al tipo del pan moreno. Cuando me repitió la pregunta del Quijote, respondí con un rotundo “sí”, con lo cual pasé a la siguiente pregunta: “¿Se rió en algún capítulo?” Yo solo me había leído dos capítulos, pero respondí: “Claro que sí… no veas la risa”. Y lo conseguí, pasé al tema de Historia del Arte: “De todos los estilos arquitectónicos, ¿cuál es su preferido?”. La respuesta me la sabía de memoria -debo reconocer que me la había chivado el ciberprofesor- y de forma fresca y clara, tecleé: “Sin duda, el románico. Para sacar buena nota, amplié un poco y dije: “Qué flipe si algún día pudiera hacer la ruta de los cincuenta y ocho monumentos…”. Y seguí el test. La última pregunta era súper fácil: ¿Cuál ha sido su último viaje al extranjero?”. Vietnam, en plan mochilero, contesté sin pensarlo mucho. Ni que decir tiene que conseguí el diploma. En el fondo es que estoy preparada…Jiji.
Al día siguiente, cuando llegó el de la bici me atreví, y al acercarle el pan le dije, todo seguido por si se me olvidaba algún detalle: “Oye, mira, si quieres esta tarde nos podemos ver y nos damos un rulo por el FIT, o vamos a una nueva tetería que han abierto, o a una presentación de libro, o a una película VOSE o a un concierto de jazz, o…”.
No me dejó ni terminar y va el tío y me dice que esta tarde va con su pareja a Alcances, pero que tiene una relación abierta y que mañana podíamos quedar…
¿Qué hago? Esto no estaba en ningún tema del curso.
11/10/2023
Q wenoooo. Anda y que le den al gashon😄
ResponderEliminarMagnífico. No hay que desesperar. Como lo del Quijote, a prepararse la respuesta.
ResponderEliminarEso... gracias por comentar.
EliminarQue bueno Yayo!! Genial😄😂😂😂
ResponderEliminarUn bonito Micro relato y un bonito homenaje al pavo de coleta, bicicleta y libro de inglés bajo el brazo, que tú y yo sabemos quien es.Sin lugar a dudas un escritor/a se desnuda delante de sus lectores; solo hay que descifrar los códigos que nos permite conocer las profundidades abisales o siderales de quien escribe. Cómo tú dices , juntas palabras cuando escribes, pero en ese rejjuntamiento de morfemas y signos gráficos y de puntuación , uno se expresa como es y cómo se está, cómo le gustaría ser y cómo le gustaría estar . Enhorabuena , por sentirte feliz por escribir y gracias por hacernos felices a los que somos felices leyendo.
ResponderEliminarEn tu última presentacion , mencionando a Einstein, dijiste que todos somos ignorantes , solo que no todos ignoramos las mismas cosas. Eso es un buen dardo para todos aquellos intelectuales profesionales con ínfulas de saberlo todo y se consideran por encima del bien y del mal. Cualquier chica de panadería tiene derecho a tener su diploma de intelectual; por lo pronto conoce semillas para el pan, que estoy seguro que más de un premio Nobel de literatura, mimado por la industria y el marketing de las grandes empresas editoriales, no conoce.La chica sabe lo que el pan lleva y el premio Nobel ni se lo plantea como curiosidad.
ResponderEliminarTodos somos necesarios y complementarios, cuanto antes lleguemos a esta afirmación, más felices seremos.
ResponderEliminarFresco y simpático, con un buen toque de humor e ingenio
ResponderEliminarIngenioso, fresco y actual.
ResponderEliminarDespierta interés, te mantiene atento con una media sonrisa. Un final muy sugerente.
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