¡CUIDADO CON LOS INGLESES! (Texto publicado en el número 55 de la revista SPECULUM. Club de Letras de la UCA)
Pudiera tratarse de una simple y atrevida historia de amor, pero no es el caso. Este romance culminó de una forma indescifrable y eterna.
Todo surgió en un mercado de Menfis, entre cebollas, judías y jarras de barro. Dos mujeres egipcias cruzaron sus vidas al compartir un ruborizado pestañeo. Era la primera vez que sentían ese cosquilleo tan especial en el estómago o, quizás, más abajo. Ni ellas lo sabían. Una era ama de casa; la otra, una atrevida artesana que tallaba piedras, pero que un buen día, como sello de este platónico idilio, quiso hacer a su amada un colosal regalo. Convirtió un gran bloque de granito en un improvisado pergamino, esculpiendo una declaración de amor en tres idiomas diferentes para que nadie pudiera descifrar tamaña osadía entre las dos mujeres.
Años después, Menfis fue abandonada y esta piedra quedó sepultada entre los restos de la ciudad. Pasaron veinte siglos cuando los franceses la encontraron, considerándola como un resto arqueológico fundamental del mundo egipcio. Ante la importancia del hallazgo, intervinieron los ingleses. Es fácil adivinar dónde terminó colocado el valorado tesoro: entrando, a mano izquierda, en el Museo Británico. Este escrito inescrutable y amoroso -ahora lo sabemos- se pasa el día rodeado de turistas, vestidos de senderistas, y de niños protestando porque dicen que la Piedra Rosetta es más gris que rosa y que no se entiende nada eso del jeroglífico.
Texto publicado en el número 54 de la revista SPECULUM. Club de Letras de la UCA 25/04/2024
03/10/2023
Atrapas al inicio por lo singular. Muy original el desenlace.
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