Un famoso estudio de la Universidad, creo que de Harvard, Oxford o Soria, ahora no recuerdo, intenta responder a la pregunta: ¿Qué nos tiene más hartos? Para abreviar, haré un rotundo spoiler: el motivo fundamental del hartazgo resultó ser la clase política. En dicho estudio, se propuso un experimento que fuera ejemplarizante y que devolviera a los ciudadanos una pizca de ilusión.
Se blindó un autobús teniendo como selectos pasajeros a los representantes políticos más renombrados y se les llevó a un edificio, abandonado hacía treinta años. Ellos se tendrían que organizar y no se les permitiría salir hasta que aprovecharan el tiempo y llegaran a acuerdos que resolvieran algunos de los problemas más acuciantes de nuestro país.
Organisasión, imponía la sevillana M. Jesús Montero, habrá que hacer un fondo común para pagar gastos de comida y demás. No, lo primero es que la ciudadanía sepa que estamos aquí convocados, decía Pablo Iglesias, ordenando casi en tono burlón: “Irene, cuelga el cartel de KASA OKUPA KAMBIAREMOS en la fachada principal”. Y, ¿por qué yo?, ¿quizás por ser mujer? No soy tu esclava, manda a otro, que yo ahora estoy organizando la primera asamblea de esta tarde en la que elegiremos los cargos orgánicos. Perdona, pero no seas respondona, dijo Pablo, algo contrariado, no pretenderás que cuelgue el cartel Tamames, con la edad y la metralla mental que tiene encima.
Ayuso, se apresuró a comentar: ¿por qué se ha escogido Madrid para este encuentro tipo “Rebelión en la Granja”? ¿Acaso porque es España dentro de España y España y olé? Calla, calla y vete preparando, que hoy te toca cocina, guapa, le dijo Cuca Gamarra. ¿Cocina, yo? Tú no sabes qué poder tengo, Cuca. No te reveles que te liquido como a Casado.
Haya paz y no demos lugar a tantas discrepancias, suavizó Yolanda. De momento, vamos a hacer la compra. ¿Pactamos que Íñigo e Ione se acerquen a Mercadona? ¿A Mercadona? ¿A hacerle negocio a ese capitalista despiadado? Eso no te lo crees ni tú, suavona, espetó Ione, con talante desalmado.
Gabriel Rufían, estaba escuchando, con una media sonrisa y refirió que los españoles se limitaban a protestar, que ya llevaban dos horas y no se había llegado a ningún pacto en firme. Si queréis, os doy algunas clases particulares de hablar sin insultar comentó, en tono caballeroso, Aitor Esteban. Abascal, que pasaba por allí, se negó a todo. Pedro Sánchez y Feijóo, aún no habían hecho acto de presencia, según alegaban, por motivos de agenda.
Cuando hizo su entrada el “tito berni” asegurando que había sido engañado y tal y tal, todos se esfumaron porque nadie quería salir en la foto. A las cinco horas de oKupar el edificio, ni se había colocado el cartel, ni se había hecho la compra, ni pelado las patatas y, ni siquiera, se había decidido si la sala de reuniones se situaría entrando a la izquierda o a la derecha.
Ante tamaño fracaso, la policía desalojó, pacíficamente, a los convocados y todos fueron llevados en los coches oficiales y con fornidos guardaespaldas a sus respectivos chalets, para que descansaran de tan ardua experiencia democrática.
Mencionar que los universitarios abandonaron este vasto trabajo de campo y se dedicaron a otros menesteres más asequibles.
14/03/2023
Siempre personal la forma en que lo cuentas. El tema, atrevido, provoca y permite por su originalidad, refrescar a los personajes. Difícil de hacer, en ti parece sencillo. Muy acertado.
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