A Sonia siempre le molestaban los zapatos, por lo que iba descalza a todas partes hasta que, por motivos laborales, tuvo que abandonar su pequeño pueblo e irse a la capital, allí constató, en primera persona, que los zapatos tienen su utilidad práctica porque protegen los pies del frío, de la lluvia o de los golpes.
Paradójicamente, los zapatos se convirtieron en el centro de su vida. De ser un mero hobby a rozar la patología. Todo lo que ganaba en esa cadena de comida rápida lo empleaba en zapatos. Tacones, sandalias, cuñas, plataformas, bailarinas, francesitas, cangrejeras, Oxford, deportivos, destalonados, mocasines o babuchas… Hasta los nombres le parecían bonitos en sí mismos.
Poco a poco se fue convirtiendo en firme defensora de que los zapatos van más allá de un simple complemento en el atuendo. Sonia pensaba que los zapatos aportaban determinación, seguridad, confianza y que en el diseño escogido quedaba reflejada la forma de ser o la personalidad, por no hablar de la edad, nivel social, grupo demográfico o sensibilidad estética.
Con la edad también fue descubriendo que los zapatos eran pequeñas obras de arte que debían ser admiradas, sobre todo si eran hechos a mano: inspiración, creación de bocetos, elección de materiales y elaboración de cada pieza, todas constituían etapas únicas y mágicas.
Al cumplir veinticinco años, no lo dudó, abandonó el trabajo basura que tenía y se matriculó en un Curso de Modelaje y Diseño de Calzado. Al finalizar su formación, volvió a su pueblo y creó “Sonia Shoes”, un pequeño taller para la confección artesanal y en exclusiva de un tipo de calzado cómodo, estival, desenfadado y popular: las alpargatas.
Como a cualquier modesto emprendedor, le costaba llegar a fin de mes y pagar todas las cuotas exigidas, pero se sentía en paz y realizada. Un día, el que menos se esperaba saltó la liebre: una señora, muy señoreada, que estaba de vacaciones gratuitas y forzosas en Palma, salió en el telediario luciendo un modelito de Hugo Boss y unas alpargatas-cuñas de esparto fabricadas por su empresa.
Desde entonces la vida de Sonia es un no parar, se ha hecho un hueco en la élite internacional y ha llegado incluso a las principales pasarelas del mundo. Vende todas sus producciones y su fama va en aumento. Todavía no se explica el poder de las influencers, de la incultura, de la pijipandi, de la monarquía o de lo que sea.
30/09/2022
Título claro y adecuado al texto. El ingenio se demuestra en esta historia de Sonia, donde nos llevas por el camino perseguido por el personaje, sus barreras, la pasión y el empeño...,para conseguir con una noticia tan actual hacer una singular y "real" crítica (no esperada). Además las palabras en el desenlace, la ironía usada, perfectamente resaltada.
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