Mientras
contemplaba cómo llevaban al cadalso al último candidato, me aguanté un poco las ganas de ir al baño y de
hacer más palomitas, no me podía perder la siguiente ejecución. El ser crítico
de cine, me daba de comer y me hacía vivir un poco las vidas de otros, aunque
esta película, según mi opinión, hacía
gala de una liviana trama argumental.
Afortunado
tú, cinéfilo, yo me llamo María
Antonieta de Austria y para mí la guillotina no fue un espectáculo tan poco
sutil anodino.
03/02/2019
IMPACTANTE, justo lo que se busca en un buen microrrelato. Muy chulo
ResponderEliminar