Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2025

Entre albaranes y fantasías

  Nunca me gustaron los insectos. No es miedo, es repulsión, es asco, es fobia. Quizás no llegue a trastorno psicológico, pero se acerca bastante. Así pues, si me das a elegir, como cantaba Rosalía en la entrega de los Goya 2019, versionando a los Chunguitos: “Me quedo contigo”. Me quedo contigo, Kafka. Aprovecho la oportunidad literaria que me brindas, y en mi metamorfosis particular “elijo ser funcionario”. Después de cuarenta años siendo autónomo, sé lo que me digo. Quiero ser funcionario de la cabeza a los pies, con oposiciones aprobadas e interminables desayunos de café con leche y tostadas de pueblo. Para mí, sufrido trabajador por cuenta propia, sería como una golosina celestial, despertar a las siete de la mañana, notar la nariz taponada y el pecho algo cargado, coger el teléfono y, sin un ápice de remordimiento, simplemente decir: “Hoy no me encuentro bien, dile a Antonio que no voy”. Y colgar. Así, como quien pone fin a un episodio de Netflix, porque ya mañana conti...

Con M de me quiero

  Debo reconocer, Joan Manuel Serrat, que resolviste con acierto el tema de la lluvia. Para ti fue fácil decir: “Llueve, detrás de los cristales, llueve y llueve...”. Al calor de la chimenea, cantabas lo que serías capaz de dar por una sonrisa. Mi realidad urbana es bien distinta, y temo no ser capaz de contarlo tan poéticamente como tú. Quiero que el relato que salga de este batiburrillo de ideas sea claro, breve y conciso. Lo justo. Porque pertenezco a la generación de los abuelos y, según dicen, las personas mayores somos pesadas, olvidadizas y, lo peor de todo, invisibles. Pero ese fatídico lunes decidí rebelarme ante tamaña injusticia. En pilates había conocido al hombre de mi vida. Fue amor unilateral a primera vista… mejor dicho, al primer olfato, porque lo que más me llamó la atención fue su olor al gel de baño Frescor Azul de Mercadona. Yo también lo usaba, y según el esoterismo, eso debía presagiar algo. Era un tipo que llegó al grupo con noviembre y decía que se iría ...

La mujer del asiento 23B

El último día de vacaciones quiero que sea el más tranquilo, un respiro después de todo lo vivido. Atrás han quedado los madrugones diarios para contemplar templos al amanecer, los grupos de turistas atiborrados de cámaras y fascinados por las pirámides, los vendedores de especias que no sabían cuándo rendirse, el caos de motocarros, calesas y el bullicio constante de personas deambulando por las calles, los tés con menta servidos a cualquier hora, el sol abrasador y los museos repletos de tesoros de valor incalculable. Este país y su historia son una maravilla. Ahora, sentada junto a la puerta H5 del aeropuerto de El Cairo, solo quiero silencio. Estoy cansada, con los pies hinchados, pero cargada de infinitos y gratos recuerdos, y con la oxitocina a cien. Miro a mi alrededor y la gente parece flotar en su propio mundo: familias cargadas de maletas, mochileros despistados, egipcios hablando rápido por teléfono. Todos pasan. Todos esperan algo. Entonces la vi. Sentada a mi lado. ...

línea 1

CORTADURA. Estaba sentado justo enfrente. ESTADIO. Fue instantáneo: me enamoré. Me enamoré de su incipiente calva, de su prominente barriga. SAN JOSÉ. Para gustarle, opté por abandonar mi independencia y ese halo de persona reivindicativa. COMISARÍA. Presentía un futuro cargado de rosas, cenas, euforia y fiestas entre sábanas. RENFE. La verdad es que no percibía interés por su parte. Sufría. El silencio entre nosotros se me hacía denso y profundo. CANALEJAS. Creo que mi alegría y embobamiento le pasaron desapercibidos. PLAZA ESPAÑA. Se bajó del autobús. Me sentí liberada. Por fortuna, hay amores eternos que duran siete paradas. -           Finalista del XI concurso de microrrelatos del Ateneo de Mairena del Aljarafe   (Sevilla) 11 11/12/2024 Ppublicado en el número 58 de la revista Speculum (14/03/2025) Mmáximo 100 palabras