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Mostrando entradas de abril, 2024

¿VEINTE? (2º premio VIII Edición del Certamen Literario “La Arboleda Perdida” Puerto de Santa María)

  ¿VEINTE?   Una, dos, tres. De pequeña me apodaron “la Santita” porque era tierna, noble y obediente. Cuando a mediodía llegaba del colegio, tanto los vecinos como mi madre me tenían preparada una lista de recados varios: “Niña, baja a por una hogaza de pan para doña Manuela, la del cuarto y, de paso, vas a la frutería, compras un kilo de naranjas de las tontas y le pides a Ramón un poquito de perejil”. Y allá que iba yo, sin rechistar y con agrado, a hacer felices a todos. Las monjitas, y en especial sor Carmen, me trataban de una manera especial, porque especial era yo. Todos cuchicheaban que mi bondad y mi inocencia eran contagiosas y que mi manera peculiar de mirar y de hacer las cosas, me hacía encantadora. Un primor de niña. Una santita, como mi apodo. Cuatro, cinco, seis. Terminado el bachillerato y la universidad, llegó el momento de oficializar mi bondad y tomé una decisión que marcaría mi vida.   Me metí a monja. Me metí a monja seglar, porque yo quería vivir en el mu

¡CUIDADO CON LOS INGLESES! (Texto publicado en el número 55 de la revista SPECULUM. Club de Letras de la UCA)

 Pudiera tratarse de una simple y atrevida historia de amor, pero no es el caso. Este romance culminó de una forma   indescifrable y eterna. Todo surgió en un mercado de Menfis, entre cebollas, judías y jarras de barro. Dos mujeres egipcias cruzaron sus vidas al compartir un ruborizado pestañeo. Era la primera vez que sentían ese cosquilleo tan especial en el estómago o, quizás, más abajo. Ni ellas lo sabían. Una era ama de casa; la otra, una atrevida artesana que tallaba piedras, pero que un buen día, como sello de este platónico idilio, quiso hacer a su amada un colosal regalo. Convirtió un gran bloque de granito en un improvisado   pergamino, esculpiendo una declaración de amor en tres idiomas diferentes para que nadie pudiera descifrar tamaña osadía entre las dos mujeres.   Años después, Menfis fue abandonada y esta piedra quedó sepultada entre los restos de la ciudad. Pasaron veinte siglos cuando los franceses la encontraron, considerándola como un resto arqueológico fundam

OLOR A DAMA DE NOCHE

  Yo antes era una asesina psicópata sexual. Mi vida se columpiaba en un tiovivo de sensaciones extremas. Después de cargarme a la monitora de yoga, al vecino ruidoso del segundo B y al repartidor de Amazon, y con la policía pisándome los talones, decidí cambiar mi destino. Se acabaron las obsesiones, los crímenes fortuitos y los polvos desenfrenados. Decidí pasar desapercibida y mezclarme con gente normal, gente de bien.  Me integré en la tertulia literaria del Ateneo de Cádiz. Quería alejarme de mi pasado, así que no tuve más remedio que aprender sobre el narrador omnisciente, el monólogo interior y hasta el realismo sucio.  Me integré en el grupo perfectamente; era una más, pero creo que, poco a poco se me iba viendo el plumero,   porque si el tema era hacer un texto sobre un lago, los sueños de volar y el sosiego, yo, sin darme ni cuenta, en el picnic me cargaba a mi marido, envenenándolo con lo primero que pillara en el botiquín de casa. Si tocaba el tema amor romántico, me las in