Su nombre es Maripuri, pero se tenía que haber llamado Maritonti, porque tiene un punto, ¿cómo decirlo para que no resulte ofensivo?, tiene un punto iluso, que me pone de los nervios. Vive con su madre, doña Engracia, con Andrés, su marido y con su hija Piluca. Familia ultra donde las haya, todos, sin excepción han sido educados en el temor al pecado. Resultan en conjunto una escenificación del miedo: miedo a hablar, miedo a sentir, miedo a vivir, miedo al infierno y, sobre todo, miedo al miedo. La infancia de esta bella mujer, estuvo acompañada de oraciones antes de dormir, al estilo de: “Bendita sea mi pureza, eternamente lo sea” o comentarios como: “no te mires al espejo que ahí está el demonio”. Educación adoctrinada, oscuridad, confesiones y arrepentimientos. Maripuri tiene prohibido emplear métodos anticonceptivos, tiene prohibido sentir placer, pero tiene la obligación y el deber de complacer a su pareja. Ella lo asume con sumisión negándose, por temor al pecado, a soñar o a f