Por si la volvíamos a ver volar le compramos otro armario, pero esta vez de menor altura. Le gustaban las prácticas sexuales arriesgadas. El salto de tigre se le hizo corto y ahí se nos quedó, como un vegetal. Después, en vista del deterioro físico, se apañó de un artilugio al estilo del físico Stephen Hawking, y con ese sintetizador vocal realizaba telemáticas conversaciones, de los más picantes, con sus contertulios a distancia. Consiguió mantener variopintas relaciones, hasta el final de sus días. La abuela era incorregible.
22/10/2022
Singular como personaje, aciertas al elegir las frases (desenfado) y, para colofón, la frase final.
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