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Mostrando entradas de diciembre, 2021

165. YA NO HAY LIMBO

  El bueno de Juan, cuando murió, subió al cielo, pero tuvo la mala fortuna de que estaba en obras. Lleno de albañiles y andamios, el aburrimiento, la polvareda y el ruido hacían que el ambiente se convirtiera en irrespirable. Así que Juan pidió   traslado al infierno, pero no se lo aceptaron porque era bueno. Ya solo le quedaba solicitar que lo enviaran al limbo; San Pedro le dijo que la Iglesia Católica lo había eliminado y que ya, ni siquiera podían ir los niños no bautizados. Así es que el bueno de Juan volvió a la tierra, pero ya no quería ser bueno, ¿para qué?   15/12/2021

ASOMADA A LA VENTANA (Finalista en el I Certamen de relatos Nila Flores)

  Mi patio es como todos los patios. Quiero decir, como todos los patios interiores: cuadrados, grises   y creados con la finalidad, algunas veces no conseguida, de aportar algo de luz.   Mi vida es como mi patio: ensombrecida y triste. Y con la única distracción de asomarme a esa ventana que conecta con el mundo exterior, con un mundo que se empeña en prescindir de mí. Menos mal que abajo, en el cuadrilátero comunero siempre estabas tú: olvidado, impertérrito, sucio y descolorido. Te vi desde lo alto. A pesar de la distancia, creo que nos sentíamos muy cerca, solo nos separaban esas cinco plantas hormigonadas. Creo que me mirabas y que comprendías mi desesperación y la absurdez de mi existencia. Creo que éramos cómplices y que compartíamos nuestra soledad. Por eso todas las mañanas   acudía fiel a mi cita contigo para comunicarte que aún seguía viva. Creo que me enamoré de ti desde el primer momento que divisé tu cuerpo tumbado, tirado, como dejado en el abandono. De lejos intuía

162. TUS LABIOS DE WHISKY

 ¿Qué puede salir de la convivencia entre un poeta y una narradora, ambos de reconocido prestigio? ¿Qué puede salir de una escritora comprometida, atea y roja hasta la médula? Pues salí yo: Magdalena Montero, Me crié en un ambiente tan intelectual y moderno que daba náuseas. Tú, con voz ronca de fumadora de Ducados, estabas continuamente riendo y hablando con mi padre, que te respondía con una mirada pastelosa. Ambos poseéis un dominio exhaustivo de la lengua; siempre dabais con la expresión adecuada. Os dedicabais   palabras tan críticas como elocuentes, tan comprometidas como seductoras. Ni que decir tiene que cuando, en vacaciones, venía la panda: Sabina, Miguel Ríos o Benjamín Prado, los llamados el Club de Rota, entre whisky y whisky el nivel iba subiendo: humo, conversaciones y risas. Todos progresistas y disfrutones a más no poder. Yo quería que me llamaran Nena, como todas las niñas de mi edad, pero era una misión imposible, que entre tanta mente abierta y artística que no