Y pagar la entrada para acceder a él me parecía un poco arriesgado, recién salía del dentista y tenía la boca anestesiada. Hoy no era mi día, pero ¿qué otra cosa podía hacer? Había quedado con ese desconocido dentro del local de copas.
Ya en el interior y desde lejos, nuestras miradas se cruzaron, escudriñándonos con precisión milimétrica. Iniciamos una conversación ingeniosa y picante. La noche prometía. Brindamos para celebrar nuestro encuentro.
Tras el primer sorbo de cerveza, es como si el mundo se me abriera. Todo cambió; me despedí con un mínimo movimiento de labios y salí corriendo cual Cenicienta. Me había tragado un diente.
08/11/2021
Bien coordinado y es la protagonista la que nos cuenta su cita algo desafortunada
ResponderEliminar