Dicen que soy feliz, demasiado feliz comparada con la media. Según el CIS, de obligada referencia a pesar de su merecido desprestigio, saco un notable raspado en el tema de la felicidad. La tendencia y la encuesta predicen que mi felicidad irá en aumento. Esto de las estadísticas no hay quien se las trague. Resto: 2, 0, -2.
Toda mi vida la baso en los números porque soy profesora de Matemáticas en Secundaria; sin ir más lejos, ayer conforme iba explicando los contenidos de la unidad didáctica 5, entre “cállate” y “guarda el móvil”, me sorprendí de lo bien que mis explicaciones estaban fluyendo. Multiplico: 2, 4, 8. Claro, que no había tenido en cuenta los bostezos de la última fila y las miradas perdidas de la primera. Divido: 2, 1, 0.5. Tezanos, ¿no decías que era tan feliz?
Cuando a las dos y media doy por terminada mi jornada laboral, siguiendo el referido barómetro, después de almorzar y, si y solo si, quiero seguir siendo feliz, debería ver la tele y navegar por internet. Pero no me va ese rollo simplón y me echaré la siesta de Cela, “…con pijama, Padrenuestro y orinal”. Ya en la cama. Exponencial: 2, 4, 16.
Ring… ring... ring… Buenas tardes, llamamos del CIS. Ha sido seleccionada para participar en la encuesta “Felicidad II: ¿qué programa de televisión ve por las tardes?”.
¿Por qué, Dios, energía o como te llames? ¿Por qué? Se me ha olvidado desconectar el teléfono. Logaritmo: 2, 1, 0.
28/01/2022
Original, distinto. Creo que el uso en cada párrafo de las Matemáticas resulta descripctivo ante cada hecho, jugar con pares, positivos, negativos, exponentes y logaritmos lo hace además contundente y expresivo en lo que se quiere comunicar.
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