Estaba golpeando mi cabeza contra el teclado del ordenador en un intento desesperado de que las palabras fluyeran, cuando sentí a lo lejos unas consignas subversivas, revolucionarias. Allí estaban todos mis personajes, que habían cobrado vida, que salían de las páginas de los relatos y que habían convocado una manifestación. En la pancarta, que encabezaba el encuentro, se podía leer, sin miedo al error: ¡Exigimos nuestra libertad literaria!
Detrás de la cabecera estaban tanto los protagonistas como los secundarios. El portavoz sindical, megáfono en mano, vociferaba que todos querían ser libres para revivir historias, pero más profundas, con menos guasa y mejor contadas.
Ahora no puedo atenderos. Que no, que no puedo atenderos. ¿Qué queréis otro tipo de relato?, pues os esperáis porque yo ando buscando un seudónimo que me represente, que sea mi imagen y con el que pueda firmar los múltiples ejemplares que venderé. Un seudónimo sonoro y sorprendente para cuando me llegue el golpe de suerte en el mercado editorial. Ahora podría estar escribiendo sobre mis tardes de verano, de los olores de mi infancia o del cielo nublado que coronaba mi vida cuando me dejó mi primer novio. Y no, aquí ando pretendiendo encontrar un alias que me abra mercados internacionales: puro marketing.
¿Qué oigo por ahí? ¿Que
ya no queréis frustraciones en vuestros relatos? ¿Que ahora queréis ser
felices y libres? ¿Felices…? ¿Libres…? Yo también quiero ser libre y feliz,
pero si no logro encontrar un seudónimo adecuado, me dedico el año próximo al
diseño gráfico, de interiores, de moda o al diseño de sofás para saborear las
siestas.
Mientras soluciono mi problema comercial, quejaros si queréis, y ya que estáis todos reunidos con pancartas, eslóganes y voceríos, os sugiero que vayáis ante la real sede de la Academia de la Lengua para protestar por algunas de sus normas, como la vuelta de la tilde en el adverbio solo, que eso sí que es un lío. Os aseguro, díscolos personajes, que ningún autor os va a conceder libertad absoluta de acción; eso de ir a vuestra bola no se suele dar, siempre habrá una pauta, brújula, mapa, o como se llame. ¡Habrase visto desfachatez!
Marzo 2024
Texto publicado en el núm 5 de CLAC - Cuaderno Literario del Ateneo de Cádiz
Qué imaginativo y original!! Bravo!
ResponderEliminarMuy acertado el paralelismo entre la búsqueda de un seudónimo, por parte del escritor, y la rebelión de los personajes. Resuelves bien el desenlace y los provocas para otra causa aún más loable.
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