Le conocí en la web “Naranja y media.es”, me mandó un beso virtual y mil iconos cariñosos y adjuntó una foto y yo le correspondí con otra y decía que se llamaba Juan Ramón, pero que le llamara “primo”que era así como más caló y día y noche estábamos en contacto con mensajes y whatsapps y a la semana ya estaba ciberenamorada y, aunque nos daba vértigo, ansiábamos conocernos y nuestras hormonas estaban disparadas y planeamos un encuentro furtivo en Rabat y nos encontraríamos a las cinco de la tarde en la puerta principal del aeropuerto, él con un ramo de rosas amarillas y yo con una sonrisa abierta y fresca y llegué a mi hora y él no estaba y ya eran las doce de la noche y mi primo sin venir y estaba oscuro y me empecé a poner nerviosa y el aeropuerto se vaciaba y a unos diez metros dos hombres no hacían otra cosa que mirarme y sus miradas eran amenazantes y mi primo sin venir y uno se acercó y me empujó y se llevó mi bolso y mi maleta y el otro, a volandas, me metió en un coche y era noche profunda y estaba sola y mi primo sin venir y llegamos a una casita de ladrillos vistos y cemento y, al entrar, observé una sala, con un sofá de poca altura en forma de L y cojines de colores llamativos y en el centro de la estancia una tele y encima de la tele, un mantelito de ganchillo y un par de perros de goma y me obligaron a subir por una escalera estrecha, cubierta de sintasol y arriba había mesas con mantel de plástico rojo y en el suelo alfombras y en las paredes cortinas de flores y a la derecha, un aseo con letrina y un barreño para lavarse las manos y ¿dónde me han traído? y ¿estoy soñando? y mi primo sin venir y ¿qué hago ahora? y me quitaron la ropa y me pusieron un caftán azul claro y vi a una mujer joven con un estrafalario vestido rosa con puntillas blancas y una barriga de por lo menos ocho meses y un niño como de un añito a su lado y decían algo como que se llamaba Salma y no entendía nada y al hombre del coche le llamaban Hassan y le respetaban y temían y me miraba de forma libidinosa y los días fueron pasando y mi primo sin venir y un día no me libré y me dijo el tipejo que yo estaba allí porque pretendía hacer turnos con Salma y conmigo y, que como ella ya estaba casi a punto de parir, sería yo la que compartiera su cama y me resistí y no sirvió de nada y qué desgracia y mi primo sin venir y me vigilaban de día y de noche y la pasta de dientes que traía de España se iba acabando y mi vida transcurría entre la melancolía y la tristeza y recordaba a mis seres queridos y....a mi primo y nunca confesaré lo que realmente pasó y un día Hassan me dijo que, desde su tele, había visto que media España me estaba buscando y que mi foto había salido en todos los canales y en los periódicos de mayor tirada y, que como no tenía más remedio, me daba la libertad para volver a mi país y que si lo denunciaba, podría pasar algo imprevisto a mi familia y cuando llegué a Algeciras, todo me parecía distinto y me había convertido en una mujer retraída, incapaz de decidir y tenía que seguir viviendo y un día me atreví y conecté el teléfono móvil y tenía muchos mensajes y me llamó la atención uno, de un tal Juan Ramón, que decía: “Prima: cambio de planes, no puedo ir a Rabat. Estoy casado. Espero que este mensaje llegue a tiempo. No te enfades y sé comprensiva. Hala, un beso”
07/04/2021
Y me gusta y mi primo sin venir y...
ResponderEliminarAquí el uso del recurso "polisíndeton" con la conjunción "y" da más fuerza a lo que expresas, permite activar los hechos, la reiteración de la frase original añade ese paso del tiempo. M e llama la atención por un lado la originalidad de la estructura por el otro el absurdo, lleno de lógica de su protagonista, lo que ve, lo que imagina y lo que sucede, sin dejar de mantener el ritmo y la atención. Un registro distinto, Interesante.
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