Cómo se ponen los cuerpos y las cabezas... Qué pena… Yo no es que hubiera valido mucho, de llamar la atención, pero así no estaba, qué va, qué va… es que se descuelga todo, qué horror, mira que voy a pilates, a andar, a todo… pero no hay manera de frenar esto.
Qué pesadez, ya quiere mi amiga ir a andar por la orilla de la playa, es que no para quieta, pero si aún estamos en marzo… pues nada, que ya he quedado, ¿qué me pongo?, ¿dónde tendré el bañador del año pasado? Seguro que está en el armario del pasillo, ese de cosas inservibles, donde lo mismo encuentro el florero horrible que me regaló mi suegra, que la bolsa de la playa que, por andar siempre con prisas, aún tiene restos de arena. Seguro que el protector solar se ha abierto y vertido. Qué mal, qué mal… Allí estaba, descolorido y cedido, mi marchito bañador.
No hay problema, ahora salgo y me compro algo, que para eso tengo dinero. Tengo que gastar que después los bancos me cobran por tener mucho efectivo. Dicen sus entidades que ya no quieren liquidez, que si no inviertes en un fondo de inversión, que va a perder, o pides un préstamo, pues no eres el cliente ideal y pagas una comisión… de locos. Como hay que comprar en las tiendas del barrio, me voy a la corsetería de Encarni, aunque la tía es muy pesada y se va a enterar de mis secretos corpóreos y descuelgue generalizado. Me da igual, ¿me da igual? ¿Qué me compro, biquini, tankini, trikini…? Qué lío…
Vaya porquería de espejo, parece que lo hacen adrede para hundirte. La cara pálida como la pared y del resto, qué decir, cómo me he puesto, madre mía… será la pandemia, estoy como una foca… Como puedo, voy dejando en el suelo mi abrigo, mi bolso, mis gafas, la mascarilla...ya casi no me puedo mover y, para rematar, todo está lleno de bolas de polvo grisáceas, en mi casa son más bien rosas, y en las de mi cuñada, azules, ¿por qué en cada sitio las bolitas son de distinto color?
Bueno, al lío, el mundo es de los valientes y forzosamente me lo tengo que comprar, pero...en vista de que no hay más cera que la que arde, elimino las dos piezas, optando por un bañador y cuánto más tapadito mejor. A ver si soy capaz de meter dentro todos los michelines. Talla 42...imposible, probaré con la 44. Ánimo, no te preocupes: todo se confecciona fuera de España, en países asiáticos y seguro que están diseñados para el mercado chino. Antes la talla 42 era más grande… Globalización de mierda… Me enfundo dentro del bañador. Sé fuerte, sé fuerte. Da igual tonta, las mujeres mayores no contamos, somos invisibles, ¿invisibles?, pues sabes lo que te digo: -Por favor, Encarni, ¿me sacas el top less azul?
09/03/2021
Monólogo interior perfectamente creíble
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