Nos dejaron sin
magdalenas, en días
anteriores estos reincidentes ladrones ya nos habían robado las
mochilas, los polares, las cantimploras con el agua que nos quedaba y todas las viandas aconsejadas para este intrépido viaje. Pero, hoy, los ingratos salteadores volvieron y se apoderaron del único tesoro que nos quedaba, las duras y polvorientas magdalenas. Las engulleron atolondradamente, y ya se sabe, cuatro días sin comer, en mitad del desierto y sin agua, a medida que las deglutían se iban engollipando hasta que cayeron asfixiados sobre las dunas. No nos hizo falta ni defendernos, murieron ellos solos. En el fondo nos hizo gracia.
mochilas, los polares, las cantimploras con el agua que nos quedaba y todas las viandas aconsejadas para este intrépido viaje. Pero, hoy, los ingratos salteadores volvieron y se apoderaron del único tesoro que nos quedaba, las duras y polvorientas magdalenas. Las engulleron atolondradamente, y ya se sabe, cuatro días sin comer, en mitad del desierto y sin agua, a medida que las deglutían se iban engollipando hasta que cayeron asfixiados sobre las dunas. No nos hizo falta ni defendernos, murieron ellos solos. En el fondo nos hizo gracia.
13/02/2020
Muy sugerente. Me ha gustado
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