El abanico de adicciones es casi infinito, desde la heroína a
la hamburguesa del McDonal´s, pasando por los videos juegos, psicofármacos, o patatas
fritas de bolsa. Todas responden al mismo patrón: consumo persistente y
compulsivo.
Soy adicta a casi todo. Podría confesar que soy adicta al
alcohol, en concreto a la cerveza muy rubia y fría, y que empecé a beber, de adolescente, en la primera
feria de mi pueblo. También podría confesar que soy adicta al tabaco negro y,
de hecho, lo era. Estas dos son
adicciones serias, adicciones de primera.
Pero, además, reconozco que tengo otras adicciones,
llamémosles de segunda, como las palomitas, el móvil, las series de televisión o los altramuces.
La de los altramuces sobrevino de navegar por internet
buscando un producto para comer mucho y no engordar, y allí estaban:
hipocalóricos, antioxidantes y nutritivos. Bajos en grasa y ricos en fibra.
Alimento diez. Pero, claro, no para comerse 500 gr. al día o para salir
corriendo a comprar provisiones si iba de viaje al extranjero. Era tal el grado
de dependencia a los altramuces que me gustaba hasta su color amarillo
brillante.
Con todo el historial anterior, parece obvio que me apuntara
a una terapia. En la primera sesión, nos colocaron a todos los adictos en corro
para que cada uno explicara cómo se inició y cómo le afectaba el consumo de la
sustancia concreta. Cuando me presentó el psicoterapeuta, ya habían hablado los
adictos de primera y, nada más nombrar el tema altramuces, noté que todos
sonrieron discretamente. Un adicto
gracioso dijo que su mono le producía dolor en músculos y huesos, y me preguntó
los síntomas que tenía cuando mi cuerpo me pedía altramuces, a lo que yo, con
socarronería, respondí: “Sólo te daré una pista: ponte un poco alejado de mí
porque al ser legumbres, producen cierto desasosiego en los intestinos”.

Huelga decir que, en la actualidad, sigo siendo adicta, pero
solo al agua con limón, bebida grisácea y depuradora, que nos daban para
desintoxicarnos en las interminables reuniones semanales.
29/10/2019
El recorrido en primera persona me atrapa desde el inicio y me lleva a un camino de evocaciones y recuerdos. Me ha gustado
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