Cena familiar
Sucedió hace dos años durante la cena con la que pretendía festejar su cumpleaños. Toda la familia hizo el firme propósito de no hablar de política, por aquello de mantener la armonía y evitar males mayores. Los temas consensuados a tratar serían: cotilleos, cine, restaurantes, viajes y otros varios con el mínimo calado.
Fue su hermano Enrique, asesor de empresas y deportista de sofá, el que, sin pretenderlo, desató la polémica, cuando comentó con una mueca de burla: “Hay que ver lo que ha liado el Kichi con el carril bici”. Todos se miraron con complicidad, pensando a gritos que ese tema estaba prohibido. Él se quedó sorprendido por la desatada reacción y defendió que el susodicho tema estaba relacionado con la vida saludable y el medio ambiente y que no tenía nada que ver con la política. Lucía, su mujer, dedicada a sus labores y a la vida social, mostró incondicional aprobación a su pareja y fue enumerando todas las ventajas que traía para una ciudad esa vía verde. En realidad era todo teoría, porque ella no prescindía de su Mini Cabrio Cooper ni para ir al baño; en su defensa aducía que un coche tan pequeño no contaminaba y casi no ocupaba espacio en la ciudad. La hija de ambos, Irene, profesora de español para extranjeros, no pudo evitar con cierto hartazgo, comentar que vive en Chiclana, porque en Cádiz es más caro el alquiler. Dijo, que ella venía todos los días a trabajar por un sueldo mínimo y que, a como han quitado tantas plazas de aparcamiento, no puede aparcar en la calle, con lo cual la mitad de los días lo metía en un parking público, por el que pagaba más de la mitad de lo que ganaba.
La abuela, Dolores, minusválida y en silla de ruedas, con mucha ternura, manifestó su desnortada opinión, aseverando que todo lo que sea facilidad en accesos le parece fenomenal. Y ladró el viento… su marido Jose, concejal de la oposición en el Ayuntamiento, por norma está en contra de todo, y discute y discute…. Así, que subiendo en exceso el tono, dijo que para tres bicicletas y cuatro patinetes que circulaban por la ciudad, no era necesaria tanta obra, tanto gasto y perjudicar a tantos comerciantes de las zonas colindantes.
La cumpleañera, abrumada, como no quería que le amargaran su fiesta, intentó cambiar de tercio y preguntó: “¿Habéis visto la última de Almodovar? No había acabado de lanzar la pregunta, cuando escuchó: ¿Almodovar?, ¿ese rojo, que pilla subvenciones y se lleva sus ganancias a paraísos fiscales? Yo si voy al cine es para ver películas de acción, no me gustan esas chorradas de gays. Percibiendo la que se avecinaba, sopló rápidamente las velas y dio por finalizada la fiesta familiar. Con el consuelo de que hasta el próximo año no volvería a celebrar su natalicio.
Buen texto, lo expones de forma original. Introduces personajes tan extremos como jugosos, por sus extremos, con lo que el conflicto o la tensión se aprecian. Interesan sus quehaceres tanto como sus ideas.
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