Ninguno de los niños que había en
el arcón era Tomás. El viajo arcón de caoba servía de base para que ese
grupo de amigos jugara a la güija casi a diario. Disponían las letras del
alfabeto en círculo y
un vaso se movía con la fuerza de todos los presentes, a
modo de puntero, y escribiría las respuestas solicitadas a los difuntos
convocados.
Ese día pusieron las letras de
T-O-M-A-S, invocando su presencia, pero Tomás no podía venir porque no estaba
muerto. Tomás aún no había nacido.
19/03/2019
Plasmas esa imagen inicial para luego jugar con ese futuro-pasado imposible. Desenlace original y sorpresivo.
ResponderEliminar