Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de febrero, 2024

RESEÑA de RELATOS PARA LEER CUANDO TENGAS PRISA

 

253. PERMÍTETE SER FELIZ

  Hay miedos que dan mucho miedo: una casa tomada por espíritus malignos, una persecución entre las sombras de la madrugada o una noche ensordecedora de relámpagos y truenos. Son miedos contagiosos, miedos de primera. Hay otros miedos de segunda, por llamarlo de alguna manera. Son esos miedos interiores y personales, que te agitan el corazón, te empapas de sudor y te bloqueas mentalmente, pero que a los demás no les afecta. Son miedos que no se transmiten, aunque le encasquetes la música de violines de la famosa escena de "Psicosis". Hasta en el mundo de los miedos hay injusticias.              Sin más preámbulos, te contaré mi gran miedo. Es el miedo a mi otro yo. Así como suena. Miedo a algo que va conmigo y que para mí es lo más grande. Es mi Océano Pacífico. Es como el aire de un parque nacional. Es la pirámide de Keops. Pero también es un novio celoso. Me acosa, me acusa, me acecha… Me estoy liando.             Y es que, lo mío con el móvil es una relación de amor o

254. BASADO EN HECHOS REALES

  Era una niña muy delgadita, alta y pizpireta. Según su abuelo, el taxista, llegaría lejos, ese espabilo pro metía, por eso le pusieron su nombre con z, para hacerlo más internacional. Con sangre alicantina y ovetense. Ya apuntaba maneras en el bachillerato, enamorándose de su profesor de literatura, con el que se casó por lo civil. Al poco tiempo se divorció. Licenciada en Periodismo, terminó en la plantilla de Televisión Española, Tuvo suerte porque la pequeña pantalla en prime time es una ventana abierta al mundo y también, porque alguien que, por su belleza, le podría haber hecho la competencia: Pilar Rubio, se incorporó al espectro televiso unos años después.             En definitiva, que el principito se enamoró de esa republicana, intrépida y vivaracha periodista, que ya mostró su gran potencial cuando el día de la pedida, ataviada de Armani y con mechas recién puestas, se atrevió, entre sonrisas, a comentar a su amado: “Déjame hablar”… Estas dos palabras, pronunciad