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Mostrando entradas de septiembre, 2022

198. ENTRE MARQUESAS ANDA EL JUEGO

Antonia, quédate quieta pará . Me ha dicho la Loli, sí hija, la del segundo izquierda, que mi Joaqui se ha morreao, largo y tendío, en el bar del Lolo, con la Mari, la frutera. Pa una vez que lo mando a por tomates... Menos mal que la Desy y la Lore no salen del colegio hasta las dos, porque menudo palo encontrarse a su padre con una en plan guarro. Como no sabía qué hacer, con las mismas, me fui a la parroquia para hablar con don Gabriel. Después de contarle lo que ya to el barrio sabía, va y me dice que me lo piense antes de tomar cualquier decisión. Esto de que sea librepensador y cura obrero es una castaña, me gustaban más los curas de antes, que daban consejos bendecidos por Dios, según decían. Pos mira, al final lo he echao de casa y ahora va, la Juani , mi suegra, temiendo que se instale de okupa en la suya, y dice que yo no aguanto ná, que solo quiero que mi marío trabaje, que si al pobre la pasao esto es porque sale al Josele, su difunto padre, que era mu macho

193. EL PODER DE LA MONARQUÍA

A Sonia siempre le molestaban los zapatos, por lo que iba descalza a todas partes hasta que, por motivos laborales, tuvo que abandonar su pequeño pueblo e irse a la capital, allí constató, en primera persona, que los zapatos tienen su utilidad práctica porque protegen los pies del frío, de la lluvia o de los golpes. Paradójicamente, los zapatos se convirtieron en el centro de su vida. De ser un mero hobby a rozar la patología. Todo lo que ganaba en esa cadena de comida rápida lo empleaba en zapatos . Tacones, sandalias, cuñas, plataformas, bailarinas, francesitas, cangrejeras, Oxford, deportivos, destalonados, mocasines o babuchas… Hasta los nombres le parecían   bonitos en sí mismos. Poco a poco se fue convirtiendo en firme defensora de que los zapatos van más allá de un simple complemento en el atuendo. Sonia pensaba que los zapatos aportaban determinación, seguridad, confianza y que en    el diseño escogido quedaba reflejada la forma de ser o la personalidad, por no hablar d